Hambre Lacerante
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Desnutrición en México.
(Ilustración y apunte: Gabriel Castillo-Herrera)
En México, 17 millones de individuos sufren desnutrición.
8 millones, desnutrición severa.
Los daños (cerebrales y emocionales) por desnutrición pueden ser irreversibles.
Es un problema de pobreza, no de abasto.
Existe desde la Colonia.
Quienes tradicionalmente han trabajado en el campo ya no encuentran en esa actividad, una forma de vida; ni siquiera la subsistencia mediante el autoconsumo. El TLC los ha arruinado.
La desnutrición, afecta al 33% de la población rural.
En la población indígena, sube al 44%
De esa población, en los estados de Chiapas y Guerrero, alcanza al 70%
Los daños por desnutrición CRÓNICA son irreversibles y hereditarios (principalmente los de carácter intelectual y emocional). Los de desnutrición AGUDA, pueden ser reversibles o, por lo menos, no hereditarios.
La falta de alimento hace que el organismo PIERDA LA CAPACIDAD DE ABSORCIÓN de nutrientes. Por ello, aunque en un determinado momento el paciente sea sujeto a regímenes alimenticios adecuados (en otras circunstancias), ya no se puede superar el problema.
En África no hay disponibilidad de alimentos. En México es un problema derivado de la dispareja distribución de la riqueza. Un problema de clase.
Se dice que el programa Oportunidades ha sido exitoso; no se quiere aceptar que el gobierno sigue atacando el problema con una visión asistencial, de caridad cristiana.
En las zonas rurales, donde el problema es más grave, se debería implementar una política que facilite el desarrollo.
No hay que dar caridad, sino formas de desarrollo que permitan que los habitantes del medio rural no emigren a las ciudades en calidad de ejército de desempleados y lumpen. Podrían impulsarse pequeñas cooperativas agrarias (por ejemplo).
Se debe propiciar el derecho a alimentación y trabajo dejen de ser un lugar común de los discursos de campaña. Que no se dé una solución asistencial, sino posibilidades de que la población cree sus propios medios de vida y desarrollo social.
Otro problema es la mala alimentación o dietas alimenticias descompensadas que han creado en México, ya, un problema de salud pública, pues han generando que el 50% de la población sea obesa, lo que provoca –en el mediano y largo plazo- consecuencias secundarias como son: diabetes, afecciones cardíacas, disminución en la capacidad de abstracción y concentración.
En México, 17 millones de individuos sufren desnutrición.
8 millones, desnutrición severa.
Los daños (cerebrales y emocionales) por desnutrición pueden ser irreversibles.
Es un problema de pobreza, no de abasto.
Existe desde la Colonia.
Quienes tradicionalmente han trabajado en el campo ya no encuentran en esa actividad, una forma de vida; ni siquiera la subsistencia mediante el autoconsumo. El TLC los ha arruinado.
La desnutrición, afecta al 33% de la población rural.
En la población indígena, sube al 44%
De esa población, en los estados de Chiapas y Guerrero, alcanza al 70%
Los daños por desnutrición CRÓNICA son irreversibles y hereditarios (principalmente los de carácter intelectual y emocional). Los de desnutrición AGUDA, pueden ser reversibles o, por lo menos, no hereditarios.
La falta de alimento hace que el organismo PIERDA LA CAPACIDAD DE ABSORCIÓN de nutrientes. Por ello, aunque en un determinado momento el paciente sea sujeto a regímenes alimenticios adecuados (en otras circunstancias), ya no se puede superar el problema.
En África no hay disponibilidad de alimentos. En México es un problema derivado de la dispareja distribución de la riqueza. Un problema de clase.
Se dice que el programa Oportunidades ha sido exitoso; no se quiere aceptar que el gobierno sigue atacando el problema con una visión asistencial, de caridad cristiana.
En las zonas rurales, donde el problema es más grave, se debería implementar una política que facilite el desarrollo.
No hay que dar caridad, sino formas de desarrollo que permitan que los habitantes del medio rural no emigren a las ciudades en calidad de ejército de desempleados y lumpen. Podrían impulsarse pequeñas cooperativas agrarias (por ejemplo).
Se debe propiciar el derecho a alimentación y trabajo dejen de ser un lugar común de los discursos de campaña. Que no se dé una solución asistencial, sino posibilidades de que la población cree sus propios medios de vida y desarrollo social.
Otro problema es la mala alimentación o dietas alimenticias descompensadas que han creado en México, ya, un problema de salud pública, pues han generando que el 50% de la población sea obesa, lo que provoca –en el mediano y largo plazo- consecuencias secundarias como son: diabetes, afecciones cardíacas, disminución en la capacidad de abstracción y concentración.
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